Buenos Aires sitiada: paro legítimo o patente de corso.



¿Hay derecho de sitiar impunemente a la Ciudad de Buenos Aires?.

¿Hay derecho de impedir en Buenos Aires el tránsito libre de sus habitantes, transeúntes y visitantes?.

¿Hay derecho de impedir en Buenos Aires el derecho a trabajar libremente, a ejercer toda industria lícita?.

¿Hay derecho de impedir en Buenos Aires el derecho a comerciar, de entrar, permanecer, transitar y salir de su territorio?.

¿Hay derecho en Buenos Aires de impedir a pedradas limpias de que bares laboriosos, históricos, llenos de dueños y de empleados trabajadores puedan ejercer libremente su derecho a trabajar?.

¿Hay derecho de impedir en Buenos Aires que los porteños usen y dispongan de sus propiedades, profesar libremente su culto o enseñar y aprender?

¿Hay derecho en Buenos Aires que, bajo pretexto de ejercer el derecho constitucional de peticionar a las autoridades algo que se considera justo se impida el ejercicio de todos los demás derechos de nuestros semejantes?.

¿Hay derecho de sitiar impunemente a Buenos Aires cortando sus accesos e intimidando a quienes quieran entrar a la Ciudad a engrosar con su trabajo y producción el producto bruto del cual muchos de los quejosos viven a través de una coparticipación injusta para la Ciudad de Buenos Aires?.

¿Hay derecho de que por ejercer un derecho constitucional se priven a todos los demás del ejercicio de los otros derechos?.

Nadie discute los reclamos justos si son justos. Nadie discute que se haga valer el derecho a la huelga o a la queja organizada. Nadie más que yo, quiere que se valore y respete al sindicalismo ya que lo considero y siempre lo consideré la columna vertebral de una sociedad justa, libre y soberana.

Pero no creo que una acción contra Buenos Aires de esta magnitud haga ganar un solo centímetro de terreno al reclamo. Y menos aún, que los porteños en 2013 o 2015 se  vuelquen en las elecciones mayoritariamente al Peronismo. Si querían lograr eso, no lo han conseguido. Hoy los porteños nos hemos sentido nuevamente agredidos, ahora por quienes dicen defendernos en contra de un gobierno nacional que no perdió las elecciones nacionales en el distrito. Y también han agredido a los porteños que han votado al actual gobierno porteño y a cuyo jefe de gobierno los dirigentes sindicales dicen sostener y con el que dicen coincidir.

Entonces, este sitio a Buenos Aires no le ha servido a nadie. Porque ningún porteño está feliz. Nadie que quiso ir a trabajar y a producir y no pudo hacerlo hoy está feliz. Sea peronista, sea macrista, sea independiente, socialista o lo que sea.

Hoy nadie está feliz. Porque nadie es feliz siendo rehén de nadie.

No necesitamos impunidad cero ni tolerancia cero. Primero y antes que nada necesitamos HIPOCRESÍA CERO.

Seamos directos en nuestros reclamos. Digamos de qué lados estamos. Digámos a quién defendemos o a quién le estamos haciéndole el juego. Dejémos la política de “un peso por un beso”, eso no le hace ni le hará bien a nadie, sobre todo en un distrito como el de la Ciudad de Buenos Aires, donde vivimos gente que queremos trabajar, transitar y vivir en paz.

 A los porteños no nos gustan las ciudades sitiadas. No nos gusta que nadie se arrogue en nuestro territorio ninguna patente de corso.

Que nadie se equivoque. A los porteños no nos gusta ser rehenes de nadie. Nos gusta el consenso. Nos gusta que nos expliquen las cosas. Queremos que nos dejen vivir en paz. Queremos que nos dejen producir en paz. Seamos del partido que seamos, si somos buenos porteños, queremos lo mejor para Buenos Aires.

Los porteños y las porteñas de a pie somos gente de bien, no estamos en contra de nadie ni odiamos a nadie. La Ciudad de Buenos Aires ni es campo de batalla ni es trampolín para cargos mayores ni mejores porque no hay mayor ni mejor honor que vivir, servir, trabajar, militar y producir para y por Buenos Aires.