La Juventud, el Peronómetro y el Kirchnerímetro.

Yo soy peronista y a mi me enseñaron que en el Peronismo la “Lealtad” es virtud cardinal.

Es por eso que a mi entender, el que saca los pies del plato no es “disidente” sino un traidor. El Peronismo disidente no existe, porque no se puede decirse peronista y no responder a los mínimos principios logísticos de nuestra concepción política, entre los cuales están, no solo la Lealtad, sino además el Verticalismo, la Organicidad y el respeto por la Conducción.

No se puede ser “un poco peronista” o creer sólo algunos de los enunciados de la Doctrina Nacional y Popular, como tampoco nadie puede decirse peronista y rechazar o denostar la participación o el protagonismo juvenil en un movimiento político, en un Proyecto Nacional y Popular gestado y conducido por peronistas.

Quien se dice peronista y reniega de la importancia de la juventud en este Proyecto o en cualquier proyecto peronista o cimentado sobre los principios políticos, sociales y económicos del Justicialismo, no es verdaderamente peronista o es peronista pero nunca oyó, leyó o entendió al mismísimo Perón.

Ser joven, como ser mayor, en sí mismo no es garantía de nada y nadie puede arrogarse, menos que nadie un peronista, el monopolio de la experiencia, la virtud o la sabiduría política por el solo hecho de tener más edad o más años de militancia.

Todos mis compañeros saben lo que pienso. Todos saben que estoy a favor de un trasvasamiento dirigencial hacia nuevos cuadros, hacia las segundas líneas y los mandos intermedios, con una cohabitación proactiva y enriquecedora entre jóvenes y mayores, a fin de que el ímpetu, la fuerza y la actualidad de pensamiento y acción de los primeros puedan enriquecerse con la experiencia, la serenidad y el aplomo táctico de los segundos.

Saben todos que soy de los que piensan que ese trasvasamiento dirigencial no puede hacerse al margen y sin el concurso de muchísimos compañeros y compañeras de una generación intermedia que va de los 40 a los 60 años y que todavía tenemos mucho por hacer, mucho para dar y mucho para aportar.

Sin embargo, existen algunos sectores tanto dentro como fuera del Peronismo que anatemizan sobre los integrantes de la nueva Juventud Militante Peronista, la mayoría de ellos enrolados en La Cámpora, por considerarlos “demasiado” gregarios, vehementes y contestatarios.

Por un lado están los peronistas que parecen ser dueños del “Peronómetro” y que sostienen que los muchachos de La Cámpora no son “lo suficientemente peronistas”. Del otro lado, están los que no son peronistas, herederos de los viejos “contreras” de los que tanto me hablaba mi padre, y que parecen –a su vez- haber descubierto el “Kirchnerímetro”. Éstos aseguran que los muchachos y las chicas son “demasiado kirchneristas”.

A los “contreras” no les digo nada. Porque diga lo que les diga, nunca van a entendernos, nunca van a entender nuestro pensamiento nacional y popular, profundamente humanista y verdaderamente progresista de tercera posición. Yo se que digamos lo que digamos y hagamos lo que hagamos nunca nos van a entender ni nunca nos van a querer.

Pero a mis compañeros peronistas sobre todo a mis queridos compañeros de la “Guardia Vieja” quisiera decirles que no nos olvidemos nunca de Perón. Si volvemos a Perón, si volvemos a leerlo, vamos a ver que Perón basó toda su esperanza y toda su estrategia de supervivencia, de lucha y de retorno en la Juventud Peronista, en esos miles y miles de hombres y mujeres jóvenes que lucharon con toda la vehemencia, la intransigencia y los niveles de contestación propios de los espíritus jóvenes, muchos de los cuales, los que sobrevivieron a los años de la turbulencia, aseguraron la proyección de los postulados justicialistas y del Primer Proyecto Nacional y Popular de nuestro país a sus hijos y a sus nietos.

Mucho de lo que hoy tenemos vivo, vigente y presente del Justicialismo y del Primer Proyecto Nacional y Popular en este nuevo Proyecto Nacional iniciado en mayo de 2003, se lo debemos a aquellos jóvenes vivos o muertos, montoneros o no montoneros, estudiantes, sindicalistas u obreros rasos, que fueron parte de aquella primera y gloriosa Juventud Peronista.

Nunca nos olvidemos, y menos que nadie los que nos decimos peronistas, justicialistas, nacionales, populares, humanistas y progresistas de tercera posición, que fue Perón el primer impulsor de la juventud en la vida política de nuestro país.

Fue Perón el que confió en las manos de una joven mujer de 26 años (repito ¡26 años!) llamada Eva Duarte la mayor campaña de acción social directa que había conocido hasta entonces nuestro país. Esa mujer, que encarnó los valores más puros, más constructivos y más incorruptibles de nuestra juventud había transformado de manera definitiva al momento de su muerte, ocurrida apenas a los 33 años, no sólo el rol de la mujer sino además, el futuro de miles y miles de jóvenes y de futuros jóvenes aportándoles el ejemplo de su lucha, de su intransigencia y de su inquebrantable capacidad de trabajo, aún más allá del límite de sus propias fuerzas.

También fue Perón el que confió el futuro de ese Primer Proyecto Nacional y Popular en jóvenes como: Gustavo Rearte, John William Cooke, Carlos Caride, Jorge Rulli, Envar el Kadri, Susana Valle, Felipe Vallese, Dardo Cabo y tantos otros militantes jóvenes del Peronismo.

También fue Perón el que se dirigió a los jóvenes en su recordado Mensaje del 14 de febrero de 1974 como también fue Perón el que escribió el “Mensaje a los Jóvenes del año 2000”. Debemos recordar que esta última carta fue escrita por Juan Domingo Perón y enterrada en la base de la Pirámide de Mayo el 12 de agosto de 1948. Debería haber sido desenterrada el 12 de agosto de 2006, en el bicentenario de la reconquista de Buenos Aires luego de la primera invasión inglesa. Los hombres de la resistencia del Movimiento Nacional Justicialista conservaron este mensaje, que fue leído en la fecha y tal como lo pidiera el Gral. Perón por los jóvenes de la JUP, en Plaza de Mayo.

Qué hubiera sido de nosotros, del Peronismo, de la Doctrina Justicialista y del actual Proyecto Nacional y Popular sin la acción intransigente, inclaudicable y decidida de miles y miles de hombres y mujeres jóvenes que dieron vida, fortalecieron e hicieron perdurar el espíritu y los postulados de la Juventud Peronista, tales como: Armando Croatto, Santiago Díaz Ortíz, Jorge Glellel, Anibal Iturrieta, Carlos Kunkel, Roberto Vidaña, Rodolfo Vittar, Diego Muñiz Barreto, Julio Mera Figueroa, los Abal Medina, Dante Gullo, Néstor Kirchner y hasta la actual Conductora de nuestro Movimiento, Cristina Fernández de Kirchner.

Podría escribir durante horas sobre la profunda vinculación de Perón y el Peronismo con la Juventud.

Y esto es así, porque no puede entenderse a Perón, al Peronismo ni a éste o a cualquier Proyecto Nacional y Popular sin la participación vehemente, tenaz y hasta pertinaz de la Juventud.

Como tampoco es posible entender al Peronismo, al Justicialismo y a éste o a cualquier Proyecto Nacional y Popular, si no entendemos y reconocemos la importancia histórica y el aporte que realizaron (cada uno como pudo o como mejor lo entendió para su época) movimientos juveniles y agrupaciones de raigambre peronista como: el Rosariazo, el Cordobazo, el Mendozazo, el Viborazo, la Juventud Peronista de las Regionales, la Juventud Universitaria Peronista, la Juventud de los Trabajadores Peronistas, la Union de Estudiantes Secundarios, y tantos otros.

Este nuevo Proyecto Nacional y Popular, iniciado en mayo de 2003 tiene asegurada su perdurabilidad y su profundización en la acción de su juventud militante, que va a ser la encargada de llevar al futuro, sembrar en el futuro y hacer florecer y multiplicar en el futuro los postulados que hoy animan a nuestro Movimiento.