Liderazgo y polución verbal.

Nuestros dirigentes hablan y hablan.

Están intoxicados de palabras y nos intoxican de palabras.

Hablan mucho y escriben poco.

Es más, algunos no escriben ni han escrito nada.

La Doctrina política se hace escribiendo para que podamos leerla tranquilamente entre acto y acto, para que podamos estudiarla, para que podamos difundirla y para que podamos transmitirla a las futuras generaciones de militantes.

No hay mejor manera de esconder una tontería que no escribiéndola.

Ya lo decían los sabios romanos: “A las palabras se las lleva el viento, sólo lo escrito permanece” (Scripta Volant, Verba Manent).

Sería bueno que nuestros dirigentes escriban. Aún sus tonterías. Eso serviría –al menos- para evitar que sigamos a muchos de ellos hacia el abismo.


.