Cuando digo que quiero una Buenos Aires más estética, quiero decir que quiero, entre otras cosas y por lo menos:
Una Ciudad más bella, más cuidada; que luzca más y que sea más agradable a la vista, más digna de mostrar y que sea –como antaño lo fuera- una obra de arte en si misma.
Una Ciudad sin polución visual.
Una Ciudad con planes integrales de embellecimiento, en los que podamos involucrar no sólo a los ocupantes de cada edificio que deba ponerse en valor, sino además, a empresarios, organismos no gubernamentales, profesionales de la Arquitectura y del Urbanismo y entidades naciones e internacionales dedicadas a la protección, la puesta en valor y la recuperación de edificios y monumentos emblemáticos.
Una Ciudad que no se vea tan deprimida, tan triste, tan gris, tan devaluada. Realmente, Buenos Aires hoy se ve muy mal, muy fea, muy venida abajo. Buenos Aires se merece un aspecto mejor. El concepto de “ciudad mejor” debe incluir –indudablemente- también la recuperación y el resurgimiento estético de Buenos Aires.
Cuando digo que quiero una Buenos Aires más limpia, quiero decir que quiero, entre otras cosas y por lo menos:
Una Ciudad más bella, más cuidada; que luzca más y que sea más agradable a la vista, más digna de mostrar y que sea –como antaño lo fuera- una obra de arte en si misma.
Una Ciudad sin polución visual.
Una Ciudad con planes integrales de embellecimiento, en los que podamos involucrar no sólo a los ocupantes de cada edificio que deba ponerse en valor, sino además, a empresarios, organismos no gubernamentales, profesionales de la Arquitectura y del Urbanismo y entidades naciones e internacionales dedicadas a la protección, la puesta en valor y la recuperación de edificios y monumentos emblemáticos.
Una Ciudad que no se vea tan deprimida, tan triste, tan gris, tan devaluada. Realmente, Buenos Aires hoy se ve muy mal, muy fea, muy venida abajo. Buenos Aires se merece un aspecto mejor. El concepto de “ciudad mejor” debe incluir –indudablemente- también la recuperación y el resurgimiento estético de Buenos Aires.
Cuando digo que quiero una Buenos Aires más limpia, quiero decir que quiero, entre otras cosas y por lo menos:
Una Ciudad con calles limpias, plazas limpias, veredas limpias, colectivos limpios, subtes limpios, trenes limpios, taxis limpios, hospitales limpios, edificios públicos limpios, escuelas limpias, baldíos limpios, canteros limpios, baños públicos limpios, comercios limpios, fuentes limpias, y un largo etcétera para limpiar de todo aquello que hoy en día está francamente inmundo.
Pero atención: una Ciudad que esté limpia en todas partes.
No sólo en los barrios ricos, en los barrios lindos, en los barrios turísticos, en los barrios nuevos.
Yo quiero una Buenos Aires que también esté limpia donde no van los turistas, donde no van los ricos y donde no va la inversión privada.
Todos, absolutamente todos, tenemos derecho a una Buenos Aires limpia. A una Buenos Aires mejor.
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