La Ayuda Social Responsable y Sustentable.

Un modelo de Resurgimiento profundamente Solidario.


Cuando decimos que nuestro Modelo es un Modelo de Resurgimiento profundamente solidario, también lo decimos desde nuestra perspectiva de Tercera Posición social, porque entendemos que cada necesidad –además de generar un derecho- debe tender también a desarrollar una capacidad y generar un microemprendimiento.

Por eso nosotros hablamos de Ayuda Social Responsable y Sustentable.

En lo personal, detesto profundamente el concepto de “te doy para que me votes”. Yo prefiero el concepto de “te doy para que progreses”. Esa, para mi, es la mejor manera de pensar un modelo de Ayuda Social para el Resurgimiento.

Ser de Tercera Posición, para mi, es pensar, querer, buscar, conseguir y sostener el progreso de todos, con todos y para todos.

Por eso nosotros, los del Modelo del Resurgimiento, hemos elegido una manera más difícil pero más constructiva, efectiva y duradera de realizar Ayuda Social. Ya existen otras instituciones que realizan ayuda social directa y la hacen muy bien. Ante cada necesidad, realizan la entrega de un elemento para paliarla.

Nosotros, en cambio, nos hemos propuesto capacitar en técnicas, en oficios, en artes aplicadas; orientar microemprendimientos, dar las herramientas y los conocimientos para que la gente pueda salir de la necesidad con dignidad, abriéndose camino por sus propios medios y sin sacrificar su decisión, su voluntad o su futuro poniéndose debajo del ala de un cacique clientelar.

Estoy convencido de que nadie nace totalmente burro como nadie nace totalmente malo.

Adentro de todos nosotros hay algo de bueno, algo de malo, algo para lo que no servimos y algo para lo que podemos servir.

Y es precisamente la capacidad que cada uno tiene adentro de sí mismo lo que queremos buscar, potenciar, desarrollar y convertir en un emprendimiento productivo.

Nosotros no queremos solamente voluntarios para acciones directas y concretas de ayuda social. Nosotros queremos, además, desarrollar un verdadero Voluntariado Social Productivo.

Queremos profesionales que nos ayuden con su profesión, técnicos que nos ayuden transmitiendo su técnica, en suma, que nos ayuden a orientar, a desarrollar y a hacer progresar a los que necesitan no sólo paliar su urgencia directa, sino además, reencontrarse con sus capacidades, con sus fuerzas y su dignidad para salir adelante con decisión y sin resignación.

Necesitamos voluntarios que nos donen lo más valioso que puede donar cualquier ser humano: su tiempo.

El tiempo es lo más valioso que podemos donar porque el tiempo pasado no vuelve y el tiempo perdido no se recupera jamás.

El tiempo es una porción de vida y el que nos dona su tiempo nos está donando parte de su vida misma.

Nuestro Banco del Minuto es, precisamente, nuestra mayor contribución a la Ayuda Social Responsable y Sustentable y al Voluntariado Social Productivo, porque una donación mínima de 60 minutos semanales no es mucho para muchos de nosotros, pero puede ser mucho para muchos otros que viven con nosotros en nuestra misma Ciudad.

La donación de tiempo y el Voluntariado Social Productivo son, para nosotros, la máxima expresión sustentable de la Responsabilidad Social Comunitaria.

En efecto, todos, hablan de Responsabilidad Social Empresaria. Ahora está de moda y muchas empresas tratan de apaciguar las conciencias de sus directorios haciendo donaciones a diversas instituciones sociales.

A mi, en cambio, me gusta más hablar de la Responsabilidad Social Comunitaria. Todos tenemos la obligación de dedicar un poco de nuestro tiempo al servicio de la comunidad en la que vivimos y con la que convivimos. Por eso propuse en el IpeBA la creación del “Banco del Minuto”.

Todos podemos donar un mínimo de 60 minutos por semana para hacer algún trabajo comunitario. ¡En 60 minutos se pueden hacer tantas cosas!, ¡se puede hacer tanto bien en 60 minutos!.





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